En Kínder 4E, liderado por la profesora Carolina Moreno, Silvana Carvajal y Andrea Ramírez, ha florecido un proyecto que, inspirado en la metodología de Conscious Discipline, busca establecer espacios donde los niños aprendan a identificar, comprender y regular sus emociones de una manera sana y empática. Estos espacios son “rincones” construidos con las ideas y emociones de los estudiantes.
Uno de estos lugares es el “Espacio de la Tranquilidad”, que nació del cuento El Monstruo de los Colores, y que permitió hablar abiertamente de la tristeza, el enojo, la alegría y el miedo, entre otros sentimientos. Los niños decidieron qué elementos consideraban importantes para manejar cada emoción: desde almohaditas hasta fotos de sus familias, pasando por aromas agradables y peluches. Todo fue diseñado con ellos y por ellos, incluyendo las letras del cartel que bautiza el rincón. También utilizaron diferentes cubos, como el de la respiración o el de las emociones, para guiarse en la realización de distintos ejercicios de respiración o de diálogo para calmarse, y registros con sellitos para documentar sus avances.
Pero eso no es todo. También está el espacio de la “Calma Activa”, donde pueden liberar energía de forma segura y respetuosa. Allí, papeles para arrugar, objetos para apretar o un lugar donde saltar o jalar una cuerda les permiten expresar lo que sienten sin afectar a otros compañeros. Esta es una forma poderosa de enseñar autorregulación desde la experiencia empírica.
Además, el “Árbol de los Deseos” celebra actos de amabilidad y logros personales: desde aprender a amarrarse los cordones hasta ayudar a un compañero. Cada estrella o corazón que se coloca en el árbol tiene una historia que resalta el esfuerzo y el valor de ser íntegro, compasivo y buen compañero.
De esta manera, el proyecto de la clase de K4E es un ejemplo de que en nuestra Comunidad Educativa en Preprimaria no únicamente se aprende a leer o a contar, sino que también se adquieren valiosas enseñanzas para ejemplificar el buen carácter.