“Me considero afortunada de haber encontrado mi vocación en este Colegio”
Por: Samuel Becerra Moncada
Adriana Mejía es una profesora emblemática en el Colegio Bolívar pues ha dedicado 42 años de su vida a la enseñanza en Kinder 4. Desde sus inicios como estudiante en esta institución hasta convertirse en una maestra querida y respetada, ha dejado una huella indeleble en la comunidad educativa. “Me considero afortunada de haber encontrado mi vocación en este Colegio”, afirma Adriana, quien ingresó como asistente y, desde entonces, ha acompañado el crecimiento y desarrollo de cuarenta y dos generaciones de niños. Su decisión de permanecer en el Colegio Bolívar durante toda su carrera se basa en su profundo amor por la educación preescolar y su convicción de que este es el entorno ideal para su labor como docente.
La relación con los padres de familia en Kinder 4 es una parte fundamental de su trabajo. Reconoce la delicadeza de este vínculo, especialmente porque los padres están ansiosos por dejar a sus hijos en la escuela por primera vez. “Como profesora, también tengo la responsabilidad de enseñar a los padres a soltar a sus hijos, y eso requiere mucha paciencia”, comenta Adriana. Durante su trayectoria, el Colegio Bolívar ha brindado a Adriana la oportunidad de seguir formándose y creciendo profesionalmente. A través de programas de desarrollo docente y oportunidades de aprendizaje continuo, ha mantenido su compromiso de ofrecer una educación de calidad a sus estudiantes.
“Lo más importante para mí es formar vínculos sólidos con los niños, para que se sientan seguros y puedan desarrollar un amor por el aprendizaje”, expresa la profesora. Su enfoque en el crecimiento personal y académico de cada estudiante ha sido una constante a lo largo de los años. Adriana reconoce que enfrentó desafíos, especialmente con niños con comportamientos difíciles, pero siempre buscó estrategias para comprender sus acciones y colaborar con sus familias en su desarrollo.
Adriana Mejía ha sido mucho más que una maestra para sus estudiantes, ha sido una guía, una inspiración y un apoyo incondicional en su viaje educativo y personal. Su dedicación y compromiso con el desarrollo integral de cada niño se reflejan en los lazos profundos que ha formado a lo largo de los años. Nos contó que uno de los momentos más conmovedores de su carrera ocurrió recientemente cuando se encontró con la noticia del emprendimiento de uno de sus primeros estudiantes, ahora adulto. “Me conmovió mucho ver su evolución, pues era uno de los estudiantes más difíciles”, recuerda Adriana. Este encuentro fue un testimonio del impacto duradero que una maestra puede tener en la vida de sus alumnos y una confirmación del legado que ella ha dejado en el Colegio Bolívar.
“Lo que más voy a extrañar del colegio es la comunidad, la naturaleza, los niños”, reflexiona Adriana. Su vida como profesora ha sido enriquecida por la vitalidad y la alegría de trabajar con los más pequeños. Como consejo para futuros docentes, destaca la importancia de mantener una mente abierta y una actitud resiliente frente a los desafíos que presenta la profesión. En resumen, la dedicación y el compromiso de Adriana Mejía han dejado una huella imborrable en el Colegio Bolívar. Su legado perdurará en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerla y aprender de ella.